Font: elconfidencial.com
Tras el insospechado éxito de la manifestación en la plaza de Sant Jaume de Barcelona que hace un par de semanas reunió a 10.000 personas, este sábado volvió a vivirse una jornada de cabreo.
Decenas de miles o cientos de miles de personas salieron a la calle de nuevo para protestar por los recortes que pretende llevar a cabo el Gobierno que preside Artur Mas. Según los organizadores, fueron 200.000 almas las que desfilaron por las calles de la capital catalana. Fuentes de la Guardia Urbana las cifraban en sólo 15.000. Probablemente, el número exacto se encuentre entre ambos extremos. Pero eso es sólo un aperitivo de lo que puede pasar en los próximos meses, según ha podido conocer El Confidencial de diferentes fuentes. Y ello, por una cuestión: el Gobierno catalán ha difundido la consigna de no aplicar los recortes hasta el día 23 de mayo, es decir el día después de las elecciones municipales. Eso enervará a los sindicatos todavía más.
En el ámbito de la sanidad, por ejemplo, uno de los más sensibles, los recortes alcanzarán entre el 4 y el 5% inmediatamente. “Pero ya nos han anticipado muchos de los gerentes de los hospitales que el grueso se tendrá que aplicar en el mes de junio, ya que el Departamento de Salud ha ordenado llegar hasta el 10% en esos recortes. Y nos han dicho que el mes que viene va a ser muy duro”, dice a este diario Carme Navarro, secretaria general de Sanidad de Comisiones Obreras (CCOO).
De la misma manera se expresa Xavier Casas, responsable del sector Generalitat de la UGT. “Ahora, el Gobierno se disfraza de moderación. Parece que esconde los recortes. Pero a partir de las elecciones no le temblará el pulso. Eso quiere decir que subirá la tensión”, afirma Casas a El Confidencial. El dirigente ugetista subraya que el ejecutivo catalán “es el que dice que los sindicatos actuamos políticamente porque protestamos en plena campaña. Pero quien lo politiza es precisamente ese Gobierno. Es más, a veces tenemos la sensación de que la crisis les va incluso bien para justificar sus tendencias privatizadoras, porque la privatización es su única meta. Lo que pasa es que estos señores tienen la senyera [bandera catalana] en la cartera”.
Carme Navarro (CCOO) abunda en esta acusación. “Al paso que vamos, se va a desmantelar el sistema público de sanidad, porque avanzamos hacia el traspaso del negocio a la sanidad concertada y hacia la venta de activos públicos”.
La protesta, convocada por los sindicatos pero a la que se sumaron 200 entidades ciudadanas, es un toque de atención al Gobierno catalán. Bajo el lema “Basta de recortes, defendamos los servicios públicos”, recorrió el centro de Barcelona sin incidentes. El secretario general de la UGT, Josep Maria Álvarez, acusó a la Administración autonómica de practicar una “política prepotente” que no tiene en cuenta a la sociedad. Y el de CCOO, Joan Carles Gallego, admitió que el tijeretazo puede romper “la cohesión social”. Ambos advirtieron también que el Gobierno catalán debería tomar nota de las protestas populares. Y ello porque, como admitieron fuentes ugetistas a este diario, “a esta manifestación no sólo acudieron miembros de sindicatos o de partidos políticos [allí estaban las cúpulas de ERC y de ICV], sino muchos ciudadanos sin pancartas ni afiliaciones que temen los recortes de Mas. En realidad, era lo que pretendíamos, movilizar a los ciudadanos, hacer extensivo el malestar, que los sindicatos hemos detectado los primeros, a los ciudadanos de a pie. Y, en una sociedad cada vez más individualista, donde cada vez cuesta más movilizar a la gente, evidentemente es un éxito que en un fin de semana soleado, en vez de ir a la playa la gente haya acudido a la manifestación”.
Las protestas seguirán “hasta donde haga falta”
Al final de la marcha, fue leído un manifiesto que insistía en que “si nuestro modelo social fuese destruido, los ciudadanos y ciudadanas viviríamos consecuencias gravísimas, ya que perderíamos una serie de derechos conquistados y reconocidos y padeceríamos la falta de respuesta adecuada de los servicios de primera necesidad, como la sanidad, la educación o la asistencia social”. Y subrayaba: “No podemos aceptar ni aceptaremos resignadamente la inevitabilidad de las medidas que quieren imponernos (...) La eliminación de impuestos ejecutada por el Gobierno sólo beneficia a los ricos y vacía el tesoro público (...) La salida de la crisis no se puede hacer a costa de los servicios públicos, que garantizan la dignidad, la igualdad de oportunidades, la equidad y la justicia al conjunto de la ciudadanía, ni a costa de la desaparición de la cultura, casi totalmente, del ámbito público. Para salir de la crisis no toleraremos los recortes en la enseñanza pública ni la liquidación de un sistema nacional de salud eficiente; no permitiremos la fractura social ni la exclusión de las personas más débiles de la sociedad. Exigimos que se preserve el sistema de salud público, universal y de calidad”.
Para ello, los sindicatos preparan ya movilizaciones para después de las elecciones municipales, cuando comiencen de verdad los recortes. “El problema es que no sabemos lo que quieren hacer en cada centro, ya que la Consejería de Salud ha dado unas consignas generales pero deja a la discreción de los gerentes dónde y cómo meter la tijera. De momento, mantendremos las protestas y los cortes de circulación para los miércoles. Y en cuanto nos empiecen a caer hachazos, actuaremos en consecuencia”, dice Carme Navarro. Los trabajadores de la sanidad han recogido 6.000 firmas en las últimas semanas “en defensa del sistema público”. Estas firmas serán entregadas en la Presidencia del Gobierno autonómico el próximo día 18.
Por su parte, Xavier Casas se queja de que “lo que ha habido hasta ahora es despotismo absoluto, ya que la Administración no ha abierto diálogo alguno. Pero nosotros seguiremos con las movilizaciones hasta donde haga falta. Los sindicatos tenemos la obligación de continuar, ya sea en la calle o actuando jurídicamente”. La temperatura social y política, pues, puede vivir su peor verano en años.
En el ámbito de la sanidad, por ejemplo, uno de los más sensibles, los recortes alcanzarán entre el 4 y el 5% inmediatamente. “Pero ya nos han anticipado muchos de los gerentes de los hospitales que el grueso se tendrá que aplicar en el mes de junio, ya que el Departamento de Salud ha ordenado llegar hasta el 10% en esos recortes. Y nos han dicho que el mes que viene va a ser muy duro”, dice a este diario Carme Navarro, secretaria general de Sanidad de Comisiones Obreras (CCOO).
De la misma manera se expresa Xavier Casas, responsable del sector Generalitat de la UGT. “Ahora, el Gobierno se disfraza de moderación. Parece que esconde los recortes. Pero a partir de las elecciones no le temblará el pulso. Eso quiere decir que subirá la tensión”, afirma Casas a El Confidencial. El dirigente ugetista subraya que el ejecutivo catalán “es el que dice que los sindicatos actuamos políticamente porque protestamos en plena campaña. Pero quien lo politiza es precisamente ese Gobierno. Es más, a veces tenemos la sensación de que la crisis les va incluso bien para justificar sus tendencias privatizadoras, porque la privatización es su única meta. Lo que pasa es que estos señores tienen la senyera [bandera catalana] en la cartera”.
Carme Navarro (CCOO) abunda en esta acusación. “Al paso que vamos, se va a desmantelar el sistema público de sanidad, porque avanzamos hacia el traspaso del negocio a la sanidad concertada y hacia la venta de activos públicos”.
La protesta, convocada por los sindicatos pero a la que se sumaron 200 entidades ciudadanas, es un toque de atención al Gobierno catalán. Bajo el lema “Basta de recortes, defendamos los servicios públicos”, recorrió el centro de Barcelona sin incidentes. El secretario general de la UGT, Josep Maria Álvarez, acusó a la Administración autonómica de practicar una “política prepotente” que no tiene en cuenta a la sociedad. Y el de CCOO, Joan Carles Gallego, admitió que el tijeretazo puede romper “la cohesión social”. Ambos advirtieron también que el Gobierno catalán debería tomar nota de las protestas populares. Y ello porque, como admitieron fuentes ugetistas a este diario, “a esta manifestación no sólo acudieron miembros de sindicatos o de partidos políticos [allí estaban las cúpulas de ERC y de ICV], sino muchos ciudadanos sin pancartas ni afiliaciones que temen los recortes de Mas. En realidad, era lo que pretendíamos, movilizar a los ciudadanos, hacer extensivo el malestar, que los sindicatos hemos detectado los primeros, a los ciudadanos de a pie. Y, en una sociedad cada vez más individualista, donde cada vez cuesta más movilizar a la gente, evidentemente es un éxito que en un fin de semana soleado, en vez de ir a la playa la gente haya acudido a la manifestación”.
Las protestas seguirán “hasta donde haga falta”
Al final de la marcha, fue leído un manifiesto que insistía en que “si nuestro modelo social fuese destruido, los ciudadanos y ciudadanas viviríamos consecuencias gravísimas, ya que perderíamos una serie de derechos conquistados y reconocidos y padeceríamos la falta de respuesta adecuada de los servicios de primera necesidad, como la sanidad, la educación o la asistencia social”. Y subrayaba: “No podemos aceptar ni aceptaremos resignadamente la inevitabilidad de las medidas que quieren imponernos (...) La eliminación de impuestos ejecutada por el Gobierno sólo beneficia a los ricos y vacía el tesoro público (...) La salida de la crisis no se puede hacer a costa de los servicios públicos, que garantizan la dignidad, la igualdad de oportunidades, la equidad y la justicia al conjunto de la ciudadanía, ni a costa de la desaparición de la cultura, casi totalmente, del ámbito público. Para salir de la crisis no toleraremos los recortes en la enseñanza pública ni la liquidación de un sistema nacional de salud eficiente; no permitiremos la fractura social ni la exclusión de las personas más débiles de la sociedad. Exigimos que se preserve el sistema de salud público, universal y de calidad”.
Para ello, los sindicatos preparan ya movilizaciones para después de las elecciones municipales, cuando comiencen de verdad los recortes. “El problema es que no sabemos lo que quieren hacer en cada centro, ya que la Consejería de Salud ha dado unas consignas generales pero deja a la discreción de los gerentes dónde y cómo meter la tijera. De momento, mantendremos las protestas y los cortes de circulación para los miércoles. Y en cuanto nos empiecen a caer hachazos, actuaremos en consecuencia”, dice Carme Navarro. Los trabajadores de la sanidad han recogido 6.000 firmas en las últimas semanas “en defensa del sistema público”. Estas firmas serán entregadas en la Presidencia del Gobierno autonómico el próximo día 18.
Por su parte, Xavier Casas se queja de que “lo que ha habido hasta ahora es despotismo absoluto, ya que la Administración no ha abierto diálogo alguno. Pero nosotros seguiremos con las movilizaciones hasta donde haga falta. Los sindicatos tenemos la obligación de continuar, ya sea en la calle o actuando jurídicamente”. La temperatura social y política, pues, puede vivir su peor verano en años.